Llegado junio, no sabíamos que darle de comer a las tarántulas, que llevaban aguantando estoicamente durante mucho tiempo (meses incluso) sin comer. Así que, pensando que en cualquier momento se morirían las dos, decimos alimentar a una de ellas con la otra. Para ellos dejamos que fuera la Naturaleza la que eligiera y nosotros simplemente las juntamos.
El resultado fue el que se muestra en las siguientes imágenes: