martes, 19 de noviembre de 2013
jueves, 14 de noviembre de 2013
Cetrería en Tabladilla
El pasado 3 de noviembre estrenamos en el colegio los
laboratorios de ciencias. Uno de ellos está diseñado como sala de Biología y en
éste, como protagonista, tenemos un ave rapaz: un águila de harris, criada en
cautividad y con sus respectivos papeles legales. Se trata de un ejemplar macho
troquelado, es decir, un animal que
se ha criado desde pequeño y que es completamente manso, por tanto.
En estos momentos estamos en una fase en la que tenemos
que enseñar a cazar a nuestro harris. El proceso de amaestramiento está teniendo
lugar en los recreos y en él participan alumnos de Secundaria. En el laboratorio
contamos con un congelador donde se guarda la carne cruda y un centenar de
pollos congelados. Todos los días se prepara la carne y, usando ésta como
reclamo, enseñamos a nuestro águila, Lucky¸
a que acuda como una flecha al puño, situado a una decena de metros, en la otra
esquina del laboratorio. Aunque habitualmente dicha práctica tiene lugar en la
sala de Biología, el pasado jueves 7 de noviembre hicimos un ensayo en las
pistas de albero de colegio. Por si acaso al animal todavía le pudiera el
instinto de escapar volando al campo, lo atamos con un cabo de cien metros. Y
entonces hicimos la prueba. El momento justo antes de echarlo a volar fue muy
emocionante. Varias docenas de alumnos y profesores esperaban ansiosos la
reacción del animal. A unos 100 metros, en la otra extremidad de las pistas, Luis Galnares (3ºESOK) mostraba la
carne agitando el puño para que el animal lo viera. Pasaron pocos segundos y
entonces contemplamos extasiados como se lanzaba, igual que había hecho días
anteriores en el laboratorio, volando a ras de los campos de albero.
lunes, 27 de mayo de 2013
viernes, 10 de mayo de 2013
La historia de un jerbo
En Arqueros una de la actividad reina es la
de BIOLOGÍA y hemos tenido, entre otros animales, jerbos comunes. Un día, el 21
de diciembre de 2012, mientras que los transportábamos en la furgoneta, la
jaula se volcó y la pareja de jerbos que estaban dentro se escaparon por la
furgoneta. Durante más de una hora los estuvimos buscando, pero solo
encontramos uno de ellos, el macho.
La hembra, por más que persistimos, tuvimos
que dejarla abandonada en la furgoneta porque no había manera de dar con ella.
Algunos monitores de la asociación se quejaban de haber visto “una rata” entre
los pedales de la furgoneta cuando iban a arrancar el vehículo, pero cuando
preguntaban siempre obtenían la misma respuesta: eso era una paranoia suya.
No se pudo ocultar más la evidencia cuando el
7-8 de enero, dos semanas después de que el roedor se escapara, un oler pútrido
nauseabundo inundó la furgoneta. Hubo entonces que desvelar la verdad, con la
suerte de que ya el daño estaba controlado, la jerbo estaba muerta. Buscamos su
cadáver para erradicar el olor… la limpiamos a fondo con aspiradora… pero nada.
Los restos del animal no aparecían. Al final tuvimos que conformarnos con
comprar un pino sabor a limón y a esperar otras dos o tres semanas a que se
fuera el olor…
¿Dónde estaba el animal? ¿Seguiría su cadáver
escondido de por vida? A mitades de abril, 4 meses después de que sucedieran
estos acontecimientos que hemos relatado, la furgoneta se encontraba en el
taller de mercedes, cuando recibimos una llamada del empleado. Nos cuenta
flipado que al abrir el suelo debajo del piloto ha aparecido “una rata” tiesa…
con un nido… ¡de cables! ¡No podía dar a crédito! La hembra del jerbo se había
visto en la necesidad de construir un nido antes de morir y lo había hecho nada
menos que con los cables de la furgoneta. ¡Normal que en pocos meses hubieran
saltado 4 pilotos del control de mando! Al final la gracia ha costado 150€. Nos
quedamos con la anécdota y con la lección de no volver a meter bichos en la
furgoneta…
lunes, 6 de mayo de 2013
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